Somos muchas historias

Hace poco fuí a un musical de estos que se están poniendo tan de moda ultimamente por la gran vía. La verdad es que me gustó y me sentí un poco como en broadway y un poco especial por haber conseguido las entradas y poder asistir a este tipo de cosas. (independientemente de que es un poco simplón y tal, pero es que aquí estamos empezando...)

Independientemente de esto, lo que me llamó la antención es que estando toda nuestra zona abarrotada de gente, con lo que cuestan además las entradas y con lo que cuesta conseguirlas para el día que quieres y todo eso... había dos o tres butacas vacías en medio.

Era curioso, porque si hubieran estado en los bordes o al final del todo no me habrían llamado la atención. Pero allí estaban, justo en el centro de la zona de butacas, rodeadas por otras llenas de gente, como si los que se sentaban allí hubieran sido abducidos por una luz que les alumbra sólamente a ellos como en las pelis de extraterrestres.

Esto me llevó a pensar que algo les debía haber ocurrido para no asistir porque no es fácil conseguir la entrada, y nadie va a pasar de ir, y menos con lo que cuesta. Quizás habían llegado tarde, pero no porque hubo gente que llegó diez minutos después y se sentó en otras localidades (no sé cómo dejan entrar tarde, pero eso es otro tema). Entonces ¿qué les paso? igual tenían algún compromiso de última hora, o trabajo en la oficina, o algún familiar con una emergencia en cuanto a salud... qué se yo!.

No sé si será una vena cotilla que no me había descubierto o la curiosidad sin más; lo que sentí en ese momento fué que somos cada uno un mundo y que cada uno de los que allí estabamos habríamos tenido un día muy diferente, haciendo cosas muy distintas y con unas circustancias propias...cada uno una historia.