Los detalles

Este finde-puente kilométrico (no sólo por la duración sinó por lo lejos que nos hemos ido) lo he pasado en Asturias. Nos fuimos P, mi hermana, otros séis amigos y yo.

Así dicho, parece sólo un destino a elegir, pero es mucho más. Aquello te sobrecoge desde el principio y los paisajes no dejan de impactarte entre la mar y la montaña. Toda una franja de verdes de todas las tonalidades, blancos de nieve que todavía quedaba y colores primaverales de florecillas... impresionante.

El ritmo de vida es totalmente distinto. Nada que ver con Madrid, ni con cualquier gran ciudad. Todo son pequeñas aldeas, casitas dispersas.

Nosotros ibamos a una casa rural en Sorribas. Nos tuvo que acompañar la chica para que supiéramos llegar. Al final de un camino esperpéntico y estrechísimo, allí estaba la casa en plena ladera de un valle que se divisaba desde lo alto, con su bosque en el centro, una pequeña iglesia y un caserio en la parte más baja, con su río y todo... Llegar fué todo un desafío sobre todo para los que llevaban un coche tamaño digamos familiar!!!

Sin embargo, y ahora os explicaréis el título de la "entrada" de hoy (que luego cosimo me regaña por llamarle post), todo estaba cuidadísimo y nos encontramos en cada mesilla un pequeño libro de relatos sobre la comarca... Parecerá una chorrada, pero yo soy de los que piensan que son los detalles los que hacen que algo se diferencie de otras cosas o se convierta en algo especial. Por ejemplo, todos llevamos más o menos la misma ropa, pero son los detalles (ese cinturón, esas zapas, o ese parche) los que nos diferencian...

Ése pequeño libro decía tanto del ambiente sosegado que allí se vive, del estilo de vida, y del potencial de disfrute y tranquilidad que ofrecía esa casita sólo correcta (nada espectacular) que fué el detalle que me hizo pensar en lo cuidado que está el turismo en esta zona del país y lo descuidado que puede llegar a estar en otras.