29 años no es nada

Un catorce de febrero, concretamente el del año 1977, en Toledo, toda mi familia se alegraba de que yo viniera al mundo (no sabían lo que se les venía encima! ;-) ).
Fuí muy madrugador por lo visto, debió ser que estaba esperando justo a que cambiara la fecha del calendario, porque me han contado que fué a las 12 y poco de la madrugada cuando ví la luz por primera vez (y menos mal que no me pusieron valentin, no es por nada, pero me gusta más mi nombre, ¿será que estoy acostumbrado?).

Veintinueve años, trece de ellos en un pueblo de 3000 habitantes, un bachillerato en Toledo, una carrera en Madrid, un postgrado entre Barcelona y Birmingham, y cinco o seis de curro a tope más tarde, aquí estoy, dando fé de todo este tiempo que ha pasado por delante de mis ojos en este invento que llevo unos meses utilizando y que llamamos blog.

Veintinueve años con sus dos depres anuales, una por otoño y otra por primavera. De camino seco y resquebrajado a veces y otras lleno de flores y hierva fresca donde retozar. Llenos de música constantemente menos para dormir, y a veces ni siquiera para eso. Veintinueve años con algunos días tan malos que he querido morir, y otros tan buenos que no me hubiera importado morir después de haberlos vivido.

Todo un camino en el que me he encontrado con mucha gente, la gente con la que he compartido lo que realmente hace que esos veintinueve años hayan merecido la pena: ¡felicidades, pues, para vosotros! . por estar ahí.

Y lo más importante, un camino en el que lo más grande de lo poco que he aprendido, es que el camino todavía no ha hecho más que empezar: porque veintinueve años, no es nada.