Cuando uno sabe que es verano

Estamos en madrid.
Hacen (y son ya las diez y pico de la noche) unos 283 grados de caló!
El asfalto parece que cede a cada paso, y la calle está desierta por mi zona, pero abarrotada por el centro. Lo compruebo tras bajarme del metro.

Aparezco en la calle mayor, giro una esquina a la derecha y a pocos metros me encuentro llamando a un "fonoporta" (siempre me gustó esta palabra). En la misma puerta se encuentran dos chicas, que curiosamente iban al mismo sitio que yo.

Tras varias llamadas al telefonillo y al fijo, por fin escucho una voz al otro lado del "celular": "subir, no se oye nada".


En el ascensor intercambiamos las primeras palabras "ya debe estar lleno y no escuchan" "creo que venimos al mismo sitio" "o igual están fuera y no oyen"...

Resultó que no. Había poca gente, pero lo pasamos genial. y hubo algo que realmene marcó la diferencia esta vez... ¡cuanto amor!

Séis horas más tarde, otras tantas copas, charlas sobre blogs, moda, discos, pelis, novios...(diréis que estamos siempre haciendo lo mismo, pero es lo que nos gusta!), xabi, mal y yo avanzavamos por la gran vía arrastrando los piés y tambaleándonos camino a casa.



El calor de la noche, las vistas desde la terraza, las copas, la poca prisa para irse a dormir una vez que medio-refresca, la compañía...es la mezcla que no se vende en tiendas que hace que uno sienta que por fin es verano otra vez!



Gracias life por volver a hacer magia.