:

Quizás uno de los momentos decisivos de la jornada era el pequeño paseo entre su casa y el garaje. Ese era su primer contacto real con el día, y averiguaba si hacia sol, estaba nublado, si el viento de la mañana era fresco o cálido...

Aquella vez, aún sabiendo que llegaría tarde a la oficina, no quería precipitarse en la selección de la música que le acompañaría en su camino al trabajo. No quería que las prisas estropearan uno de los pocos momentos en el día que sería realmente para él. Conduciendo sólo, iría al volante por espacio de dios sabe cuánto tiempo sorteando atascos y obras.

Algo andaba mal. Ese día no estaba preparado siquiera para tomar la decisión de este o auquél cedé. Los discos se deslizaban de delante a atrás, de atrás adelante y vuelta a empezar y ninguno era lo suficientemente bueno para hacer de banda sonora a aquel día.